“Es mejor prevenir que lamentar”. Esta conocida frase que hemos escuchado repetidamente a lo largo de nuestra vida, tiene mucho de cierto; y, sin embargo, muy pocas veces realmente nos preocupamos en prevenir, y buscamos soluciones cuando el problema ya apareció. Lo triste es cuando lo que se tiene que lamentar es una enfermedad, por ello, es importantísimo tener un regimen alimenticio saludable, para que nuestro organismo funcione correctamente y para que, en caso aparezca alguna enfermedad, estemos mejor preparados para enfrentarla.
Desde hace miles de años, los emperadores chinos tomaban una bebida fermentada a base de té, hoy conocida como kombucha. Desde ese entonces, esta bebida era considerada como “el elixir de la vida y de la inmortalidad” . Hoy por hoy, especialistas en el tema, aseguran que - evidentemente- no se trata de una pócima milagrosa, pero es una bebida muy saludable, dado que aunque no hay evidencia científica de que la kombucha cure enfermedades como el cáncer o sida (como algunas personas creen), sí contribuye a que el estado inmunológico mejore de forma decisiva. Su consumo previene enfermedades y equilibra el metabolismo .
Pero, ¿qué es exactamente la kombucha?
La kombucha es una bebida fermentada, hecha a partir de té (generalmente negro, aunque a veces verde), agua y azúcar (quizás blanco, turbinado, agave o miel). Para la fermentación se utiliza el hongo de la kombucha, conocido como scoby; luego de diez o veinte días de fermentación, la bebida empieza a tener acidez y efervescencia 3 . ¿El resultado final? Básicamente un té fermentado, que tiene burbujas y es rico en probióticos, lo que significa que contiene bacterias y levaduras vivas o microbios pequeños y saludables que benefician el sistema digestivo.
Si bien la kombucha tiene beneficios similares a los de otros alimentos probióticos, también tiene otros compuestos exclusivos de ella misma, debido al té con el que se prepara.
¿Dónde consigo esta bebida? ¿Puedo prepararla en casa?
Cada vez es más fácil encontrar kombucha en Lima. En Raw Café, por ejemplo, puedes conseguir esta bebida en 3 sabores diferentes: muña, kion o flor de Jamaica. Sin embargo, también puedes prepararla en tu casa.
Para la preparación de la kombucha es necesario, en primer lugar, hacer una infusión de té y dejarla reposar unos 20 minutos. Luego añadirle azúcar y disolver bien. Cuando el té enfríe, se agrega el hongo de la kombucha y el arrancador (el líquido que viene con el primer hongo), el cual ayuda a la fermentación. Si no tienes el arrancador, no te preocupes, puedes ponerle una cucharada de vinagre. Cuando tengas todo listo, dejas la jarra con la kombucha bien tapada en un lugar en el que no le de el sol (se recomienda no dejarla en la cocina), por una semana aproximadamente. Pasado ese tiempo, se separa el hongo con una cuchara de plástico y el líquido se guarda en botellas en la refrigeradora por unos 5 días más. Del líquido se guarda medio vaso para añadir a un nuevo ciclo de té y que ese líquido sirva como arrancador en el futuro.
¡Y ya está lista tu kambucha! Aliméntate de manera saludable. Previene.