Es común escuchar (¡y creer! sin saber o sin informarnos al respecto) que si dormimos en una habitación con plantas ello afectará nuestra salud, o que si calentamos la comida en el microondas o estamos cerca de un router de wifi, sus emisiones cancerígenas harán que, a la larga, nos enfermemos y generemos algún tipo de cáncer… y no es cierto.
Estas creencias sin fundamento científico sobre alimentación y salud se han sostenido y se mantienen gracias a malas interpretaciones, miedos o generalizaciones que se transmiten dejando de lado el avance de la ciencia. Hoy por hoy se sabe, por ejemplo, que las plantas respiran menos que la persona con la que dormimos y que tener un helecho o un geranio adornando tu cuarto no te quita el óxigeno a la hora de dormir . Asimismo, hay expertos que aseguran que lejos de destruir los nutrientes de los alimentos, como se piensa, utilizar el microondas para la cocción de verduras es mucho más beneficioso, dado que así las verduras se hierven ligeramente y se cocinan más rápido, conservando su color y textura .
Con la medicina natural ocurre algo similar. Solemos adelantarnos a creer saber en qué consiste sin tener un conocimiento real de la misma y con frecuencia le agregamos, de manera gratuita, ventajas y desventajas que solo sabemos de oídas.
La medicina natural no es sinónimo de curaciones raras con base a hierbas extrañas y desconocidas, como muchas veces se sospecha; la medicina natural únicamente propone un estilo de vida en armonía con la naturaleza (la que nos rodea y la de nuestro propio organismo), en la medida que emplea elementos generados de manera natural en el medio ambiente para despertar y potenciar la fuerza autosanadora que todo ser vivo tiene.
Una manera evidente de incentivar y activar esta sanación propia en el ser humano es a través de la alimentación. Hipócrates, padre de la medicina occidental, decía “que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina” , dando a entender que lo que ingerimos tiene efectos en nuestro cuerpo y, en consecuencia, en nuestra salud.
Sin embargo, la comida con la que nos alimentamos no tiene un fin únicamente de prevención de enfermedades; la alimentación, entendida como estilo de vida propio de la medicina natural, abre más sus puertas, y plantea el disfrute general de la comida, invita a que nos demos el tiempo de preocuparnos por el plato que comeremos, la compañía que tendremos, el lugar en el que desayunaremos, almorzaremos y/o cenaremos; así como a disfrutar de los olores de la comida, sus sabores, su preparación y a todo lo que la rodea, a fin de mantener todas nuestras funciones básicas como seres humanos despiertas y, con ello, a tener una vida más saludable.