¿Sabías, por ejemplo, que la cáscara de la sandía es baja en calorías y fuente natural de vitaminas C y B-6 o que la cáscara vellosa del kiwi contiene tres veces más fibra que su interior y más vitamina C que su pulpa? A todos estos beneficios agrégales que al comer las cáscaras las frutas tienen menos desperdicio… ¡se gana y se gana!
Comer las cáscaras de las frutas es muy beneficioso para la salud; en ellas se encuentran vitaminas, minerales y son ricas en fibras y sustancias no digeribles, las cuales ayudan a activar el tránsito intestinal, a regular el nivel de glucosa y colesterol en la sangre, a reducir el riesgo de cáncer de colon y a favorecer el mantenimiento de la flora intestinal y ¡ojo! no solo las cáscaras que estamos acostumbrados a comer como la de la manzana o el durazno…
Es cierto que el consumo de la pulpa de las frutas también es beneficioso para la salud, pero -por citar un par de casos- si pelamos una pera, perdemos 34% de su contenido en fibra y si es una manzana, se pierde un 11%.
Según la OMS, las personas debemos ingerir unos 30-35 gramos de fibra al día, dado que esta aporta volumen a la dieta y genera sensación de saciedad, lo cual ayuda al control del peso 3 . Una manzana o una pera mediana contienen un aproximado de 4 gramos de fibra, 1 melocotón mediano 2, 3 gramos de fibra, 1 kiwi grande 3.1 gramos de fibra; la cantidad de gramos de fibra se incrementa si comemos la fruta con su cáscara.
En el caso de cítricos, los expertos recomiendan quitar la piel lo menos posible, y tratar de comer lo más que se pueda la parte blanca que queda sobre la pulpa, ya que eso es pura fibra.
Así que ¡comamos las frutas y su piel! Eso sí, no olvidemos lavarlas muy bien, así evitamos consumir los químicos que se usan en la agricultura. Si queremos cuidar nuestra alimentación aún más, es preferible consumir frutas que provienen de una agricultura ecológica, con menos exposición a químicos.